Por Fernando Alonso Onofre
Maestro en Ciencias por la UNAM, profesor-investigador de tiempo completo del Centro Universitario CEICKOR, especialista en fisiología vegetal.
Una de las características de los seres vivos es la respuesta a estímulos del ambiente (luz, calor, humedad, movimiento, etc.). En los mamíferos el sistema para decodificar dichos estímulos (agradables o no) y emitir una respuesta importante para su sobrevivencia, ha sido el sistema nervioso, el cual está dividido en sistema nervioso central (encéfalo y medula espinal) y periférico, dicho sistema actúa como un centro integrador de señales a través de los órganos de los sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto. El componente mínimo de este sistema es la neurona que se comunica con otras neuronas a través prolongaciones axonales y dendríticas de tal forma que estas últimas establecen contactos denominados sinapsis donde se liberan sustancias llamadas neurotransmisores que actúan como mensajeros para formar un entramado denominado red neuronal lo cual es la base de las funciones como la memoria y el aprendizaje.
Bastan dos ejemplos para ilustrar la complejidad de los sistemas sensoriales en los mamíferos: a) mediante el olfato pueden reconocer hasta 10 mil olores mediante las células ciliadas y b) En los ojos se presentan millones de células denominadas foto-receptores que tapizan la retina en el fondo del globo ocular y que pueden reaccionar a formas, tamaños, colores y movimiento.
Las plantas son organismos que no poseen un sistema nervioso, pero son capaces de responder a estímulos. Por ejemplo, se han reportado más de 1700 moléculas volátiles que pueden ser responsables del olor de las flores o que se producen ante el daño de las hojas por la mordedura de insectos o depredación por herbívoros y que alertan a plantas vecinas. Las plantas, para detectar la luz, han desarrollado diferentes tipos de fotoreceptores que decodifican diferentes longitudes de onda denominados fitocromo, criptocromo y fototropina, que se encuentran involucrados en los aspectos de la germinación de la semilla, la floración, el desarrollo de frutos y la fotosíntesis.
Algunas moléculas como el glutamato y serotonina que actúan como neurotransmisores en los mamíferos han mostrado efectos en las células vegetales mediante la inhibición o estimulación de la formación de órganos y tejidos vegetales, por ejemplo, en la raíz inducen ramificación y formación de pelos radiculares. También se han detectado que dos receptores de glutamato juegan un papel importante en la transmisión de las señales eléctricas y su dispersión a regiones distantes del tejido vegetal donde se percibe el estímulo, esto se ha reportado en el mecanismo de cierre de plantas carnívoras.
Un grupo de fisiólogos han explorado la posibilidad de que las plantas actúan como organismos inteligentes. Anthony Trewavas en trabajos publicados en Nature y en su autobiografía (2015), expuso diversos puntos de vista en donde las plantas se adaptan y toman decisiones. Frantisek Baluska (Universidad de Bonn) y Stefano Mancuso (Universidad de Florencia) han introducido los conceptos de redes sensoriales, sistemas de comunicación y respuestas inteligentes. Esto lo explican porque la planta llega a desarrollar miles de raíces independientes, cada una con un centro de integración de la información localizados cerca de su ápice lo que permite pensar en la integración de la información y las respuestas locales o a la larga distancia que son procesadas e incluso su transmisión a otros individuos. Esto recuerda a la forma de análisis de la información del sistema nervios de los mamíferos, por lo que podríamos estar hablando de un sistema de análisis de la información de las plantas análogo al de los mamíferos.